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Recibimos este año el tiempo de Adviento como tiempo de oportunidad y Gracia. Durante estas semanas, la voz de los profetas nos va a resonar de forma especial en medio de la realidad que vivimos, en medio de nuestra vulnerabilidad y la del mundo. Sedientos de Dios, aun sin saberlo, y sedientos de abrazar de forma nueva la esperanza.
 

No recordéis lo de antaño, no penséis en lo antiguo; mirad que realizo algo nuevo; ya está brotando, ¿no lo notáis? Abriré un camino por el desierto, ríos en el yermo; me glorificarán las fieras salvajes, chacales y avestruces, porque ofreceré agua en el desierto, ríos en el yermo, para apagar la sed de mi pueblo, de mi elegido

Is 43, 18-20

Que se nos regale ir dejando a Jesús entrar en nuestro corazón y en nuestra vida, por caminos siempre nuevos, para celebrar esta Navidad, más hondo que nunca, el Amor que nace, Dios hecho pequeño apagando toda sed…

Con este lema os invitamos a vivir este tiempo de Adviento como un tiempo de esperanza honda que se sustenta en la mirada y la búsqueda de lo esencial. Cuatro semanas para ir haciendo camino desde dentro, para ir explorando también nuevos caminos en este tiempo nuevo que vivimos, para acercarnos a Jesús, Dios con nosotros, Dios aquí.