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07/03/25

ESCUCHA

Dice el Evangelio que Jesús pasó 40 días en el desierto. ¿Te lo imaginas? Debió ser un tiempo muy duro, de mucha soledad, pasando frío, calor, hambre, sed… Aunque encontró dificultades, en ese tiempo, Jesús pensó en su vida, pensó en Dios y sobre todo ESCUCHÓ. Jesús había descubierto en Dios a un Padre que quiere a todas y cada una de las personas. En el desierto, Jesús decidió cambiar el rumbo de su vida y tuvo claro a qué iba a dedicarse: a anunciar el Amor de Dios por cada persona, a comprometerse por un mundo más justo y acogedor para cada una de ellas. Lc 4,1-13

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