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08/11/24

Esa viuda, que es pobre, ha echado en el cepillo más que nadie

En un mundo como el nuestro necesitamos conservar la ilusión de que en nosotros hay todavía un corazón humano y compasivo. La viuda no aparece en actitud pasiva, esperando que otros lleguen y le ayuden, sino que viene a presentarse en gesto activo, solidario y gratuito. Su experiencia contagia y hace descubrir. Una imagen vale más que mil palabras y un testimonio más que todos los discursos. El encuentro con Dios no se consigue a través de unos ritos externos suntuosos, sino a través de gestos sencillos y silenciosos. Que no sea yo quien menosprecie y deje de hacer las cosas pequeñas de cada día. El Equipo Eucaristía y la Editorial Verbo Divino

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