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ENCUENTRO PRESENCIAL DEL CURSO DE EDUCADORES Y EDUCADORAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Los días seis y siete de noviembre tuvo lugar en Madrid el primer encuentro presencial del curso de Educadores/as del Sagrado Corazón (FESB). 

El Encuentro ha supuesto un alto en el camino para reflexionar y ahondar en las cuestiones fundamentales de la espiritualidad como realidad dinámica y en constante evolución, y el carisma y estilo educativo del Sagrado Corazón.

El silencio y la escucha han sido aspectos a destacar en estas sesiones. En el mundo actual, el ruido y las prisas nos pueden llegar a abrumar. Es esencial, por tanto, aprender a crear espacios para el silencio y la escucha. Integrándolos adecuadamente seremos capaces de ayudar a crecer a las nuevas generaciones, que son “presente” y son “futuro” de un mundo que necesita entender que la mayor crisis de nuestro tiempo reside en la falta de sensibilidad de unos seres humanos hacia otros. Convertirnos en personas de interioridad es esencial si queremos llegar a ser plenamente humanos. Es en el silencio donde comienza la escucha, y es en el silencio donde desarrollamos la capacidad para su práctica.

Se ha incidido en el transcurso de las ponencias en la idea de que la espiritualidad del Sagrado Corazón nos impulsa a la transformación a través de la contemplación del corazón. Cuántas veces llegamos a pensar que la espiritualidad es sinónimo de aislamiento cuando verdaderamente es de apertura. Es encuentro con algo o alguien. Encuentro con uno mismo/a. Por esto, en palabras de Santa Magdalena Sofía Barat, “cuida tu corazón porque en él están las fuentes de la vida”. Aprender a buscar en el fondo, asomarse al interior y desarrollar la capacidad contemplativa nos ayuda a abrazar nuestras luces y sombras que nos acompañarán a lo largo de nuestra vida. No se sana rechazándolas. Debemos aprender a integrarlas. Es aquí donde reside la clave de la espiritualidad integradora y transformadora. 

A su vez, mirar hacia afuera, ir al encuentro de los demás, ser capaces de descubrir el don de los demás, dejar hablar y aprender a escuchar desde el corazón nos humaniza y nos llena. El vacío existencial es lo más lejano a la felicidad. La búsqueda del sentido de nuestras vidas es una cuestión muy presente en la persona espiritual. Cuando el corazón se abre a los demás, se es capaz de amar. El amor es la fuerza transformadora más grande que tenemos. El Sagrado Corazón comunica el amor del Corazón de Jesús. Nos enseña a poner amor en todo lo que hacemos. Esto es clave en la línea educadora de Sofía Barat. Por eso en las aulas de nuestros colegios tenemos integrada una cultura de interioridad y de trabajo de la espiritualidad, acogiendo al alumnado y haciéndole sentir que está en un ambiente seguro. “Tú vales, tú puedes, tú eres capaz” es el mensaje que debe calar en nuestro querido alumnado, mostrándolo a través de nuestros gestos, no sólo de palabras. No debemos olvidar que la labor educativa es una cuestión de todos/as y no únicamente de los docentes. Todos debemos mirar hacia un mismo horizonte para conseguir que cada persona se abra al amor, a la verdad y a la libertad.

A lo largo del Encuentro, hemos profundizado también en las palabras de Santa Magdalena Sofía cuando invitaba a “ser amables”. La amabilidad nos sana. Los pequeños gestos tienen un mensaje profundo. La amabilidad genuina nace del respeto y la igualdad de las personas. Es francamente importante que seamos conscientes de que podemos arañar o acariciar con nuestras palabras. Se puede edificar y transformar el mundo sin herirlo. Debemos atrevernos a ser tiernos con lo cotidiano. La amabilidad está muy lejos de ser sinónimo de debilidad, a pesar de que hoy en día parezca todo lo contrario. Hay que ser muy valiente para  ser amable en esencia, a pesar de las circunstancias. 

Al propio tiempo, la amabilidad es un concepto muy unido a la gratitud. El sentimiento de gratitud nos vuelve generosos. Agradecer lo insignificante construye puentes, caminos hacia los demás, sin herir, sin dañar. 

Además de la amabilidad y el agradecimiento, claves de la espiritualidad y el carisma del Sagrado Corazón, hay dos conceptos más en los que se ha reflexionado en el Encuentro: la alegría y la capacidad de asombro. Jesús dijo: “Os dejo mi alegría para que se complete en vosotros”. Reconciliarse con el mundo y con uno mismo/a es lo que nos lleva a la alegría y a desarrollar la capacidad de asombro. Mirar el entorno y la naturaleza con ojos nuevos nos hace redescubrir las maravillas que nos rodean y vivirlas desde la alegría. ¿Cómo se puede acostumbrar uno/a  a la inmensa belleza de un amanecer o de un rojo atardecer? Es fundamental educar en el ámbito trascendente trabajando los conceptos de gratitud y asombro. El alumnado ha de tener experiencias que le hagan cuestionarse los diferentes aspectos de la vida. Que les haga sentir, emocionarse. Hay que dar espacio a las preguntas que van más allá.

En el Encuentro hubo un sentimiento de profundo agradecimiento por el excelente clima de confianza, serenidad, apertura y cariño que se creó gracias a los/as organizadores y a los mismos/as participantes. No nos conocíamos y, sin embargo, nos reconocimos gracias al fuerte sentido de pertenencia que todos respirábamos.

Quisiera hacer una mención especial al cariño y respeto tan enorme que todos manifestamos en este Encuentro hacia nuestras queridísimas religiosas del Sagrado Corazón de Jesús. Siempre os tenemos muy presentes. Y agradecemos todo el cariño y amor que nos brindáis incondicionalmente. Gracias por ser ejemplo vivo de un corazón abierto a todo el mundo. Gracias por vuestra sabiduría, vuestros consejos y enseñanzas que para nosotros/as, los educadores/as, son fuente de vida. Gracias por ser estrella polar. Santa Magdalena Sofía puso de manifiesto al final de sus días que sólo había llegado a realizar una parte de lo que había estado buscando, y que su viaje no había concluido, ni tampoco el de la Sociedad. Y gracias a vosotras, queridas religiosas que nos enseñáis con vuestro ejemplo a glorificar el Corazón de Jesús, nuestro viaje tampoco ha terminado, ya que todavía queda mucho por hacer. El profesorado del Sagrado Corazón está lleno de alegría, de ilusión y de ganas de continuar la tan fascinante labor educativa que comenzó en 1800 en un pequeño pueblo, muy cerquita de Paris.

Laura Manterola

Profesora de Primaria del colegio Sagrado Corazón de Pamplona

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