JPIC: SER ARTESANAS DE ESPERANZA EN UN MUNDO ROTO Y BENDECIDO
En noviembre de 2018 las religiosas del Sagrado corazón tuvieron un encuentro de JPIC (Justicia y Paz e Integridad de la Creación) se reunieron en Filipinas. Allí nació este compromiso por la JPIC y un documento que quizá algunos conocéis y que os animamos a leer: Ser Artesanas de Esperanza en un mundo Roto y Bendecido.
Como parte de esta familia, la Fundación Educativa Sofia Barat nos unimos a su compromiso aportando nuestra implicación en promover los valores de la justicia, la paz y la integridad de la creación.
Declaración del compromiso de la JPIC Sociedad del Sagrado Corazón
Nuestro mundo está en un momento histórico paradójico. Contiene nuevas posibilidades, pero también es forjado por la inequidad, el sufrimiento y la violencia. Somos ciudadanas de un mundo roto y bendecido. Sentimos profundamente el grito de los pobres y el dolor de la tierra. Deseamos participar en el cuidado de “nuestra casa común”– trabajando contra las injusticias, construyendo interrelaciones pacíficas y protegiendo la tierra.
Como familia del Sagrado Corazón, estamos llamadas a responder “como un Solo Cuerpo” desde nuestro carisma y nuestra misión como educadoras. Ello supone crecer en una visión compartida que nos ayude a comprender la complejidad de sistemas políticos, económicos y sociales que enfrentamos, nos hace ser más conscientes de nuestra complicidad con la injusticia y a profundizar en una ecología integral.
La contemplación del Corazón traspasado de Jesús y del corazón herido de la humanidad nos impulsa a solidarizarnos con los desplazados y excluidos, defender las víctimas de abuso de poder, y comprometernos en la búsqueda de cambios sistémicos.
Cuidar la relación está en la raíz de nuestra tradición. Queremos desarrollar esta tradición de maneras nuevas y más profundas. Hoy estamos más sensibles de la importancia de las interrelaciones, y por ello queremos también fortalecer la colaboración con otros grupos comprometidos con la justicia, la paz, e integridad de la creación. También reconocemos la urgencia de vitalizar la colaboración entre nosotras y con toda la familia del Sagrado Corazón. Esta unión nos da más fuerza y creatividad para transformar estructuras injustas.
A la vez que buscamos la transformación de sistemas y estructuras, también reconocemos la importancia de nuestros gestos cotidianos de cuidado de la tierra, de cuidarnos a las unas y a las otras. Estas experiencias ayudan a humanizar nuestro tejido social y a su vez, inciden en lograr transformaciones globales. Por lo tanto, vemos la JPIC como un estilo de vida, por lo cual estamos llamadas a discernir y transformar nuestra manera de ser y hacer.
Creemos, además, que este es un momento oportuno para vincular nuestros esfuerzos educativos de base con la actuación de la ONU-ONG para responder concretamente a dichos desafíos y lograr efectos globales.
En suma, el compromiso con JPIC nos exige ser artesanas de esperanza en nuestro mundo roto y bendecido, en el contexto donde nos encontremos y prestemos nuestro servicio, con la confianza en el Espíritu Creador que va transformando el mundo.