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La espera siempre va unida a un encuentro, a un abrazo. Y esperamos con alegría, con emoción e interés, con ganas de vernos.

En el Adviento esperamos haciendo camino, recorriendo cada día y ajustando la mirada. Dios nos ayuda a cambiar nuestras miradas superficiales, inquietas, en una mirada que abraza. Esa es Su Mirada. Y en el Adviento caminamos hacia la Navidad, que no es otra cosa que la mirada de Dios hecha ternura y hecha Palabra en Jesús.

La mirada de Dios es abrazo, ternura, compasión, generosidad y entrega. 

Tenemos ante nosotros un tiempo apasionante en el que vamos a entrenar la mirada y el corazón para celebrar la VIDA. Esta es la propuesta que te hacemos en este itinerario de Adviento.