En el camino encontramos sus huellas. Las huellas nos muestran los pasos de Jesús, su camino y su itinerario personal hacia la Pascua. En la mochila llevamos todo lo necesario para la travesía de la Cuaresma. Tendrás tiempo para ver qué es lo superfluo y que ya no necesitas, así como lo importante y necesario que deberás mantener. En la mochila abierta descubrimos un mapa y una brújula. Son dos herramientas que nos ayudan a no perdernos, sobre todo si el lugar que transitamos es desconocido. El camino nos lleva hacia la luz, hacia la Resurrección, hacia la vida, hacia la plenitud. La luz, Dios, guía nuestros pasos y Jesús nos muestra cuál y cómo es esa luz.